Generación de Valor en los Servidores Públicos
Autor:
L.C.P. Martín García Salgado
Introducción
La generación de valor de los servidores públicos, compete a todos los ciudadanos, pues es el principal beneficiario de ese valor. Estamos siempre a la espera que el funcionario público en el ejercicio de sus funciones, trabaje de forma eficiente y eficaz.
Si buscamos una definición para la palabra “valor”, podemos encontrar diferentes perspectivas, desde el ámbito económico, político y hasta el social.
En el servicio público, el concepto “generar valor”, no solo es hacer tu trabajo, sino que deben mostrar servicio de calidad a los ciudadanos. Probablemente este sea el principal problema que se existe dentro de los funcionarios públicos. Cuando escuchamos la palabra “valor”, no alcanzamos a entender realmente que significa. Inclusive, este término aparece en los impuestos, con el Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Pero, ¿Que realmente genera valor? ¿Cómo pueden generar valor en su trabajo, siendo funcionarios públicos? ¿Cuáles son los vicios en la administración pública, respecto a la generación de valor? Desde el punto de vista general, un funcionario público está al servicio del pueblo, y el mismo debe de estar en posibilidades de generar valor para la sociedad.
Desarrollo
¿Qué es valor? Según la RAE, valor es “Grado de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite”.[1] Valor entonces es utilidad o aptitud que satisface necesidades o proporciona bienestar. Agregar valor entonces es incrementar la satisfacción de las necesidades o incrementar el bienestar.
Una definición técnica en el ámbito empresarial en la creación de valor es la capacidad que tienen las empresas o sociedades para generar riqueza o utilidad, por medio de su actividad económica. En el ámbito de la dirección estratégica, se define como el principal objetivo de las sociedades mercantiles, así como su razón de ser. [2]
La generación de valor es la capacidad de productividad social, económica y política que permite a los países originar una clase media lo suficientemente amplia como para ser el referencial de los paradigmas, usos y costumbres que determinan las posibilidades de progreso de una comunidad.
En el aspecto filosófico, uno de los grandes filósofos que explicó la generación de valor, es Immanuel Kant, quién buscó, por encima de todo, enseñar al ser humano a pensar por sí mismo y a rechazar los dogmas de todo tipo, que destruyen la razón y someten el libre pensamiento a ideas fijas. Esta doctrina de Kant, que expuso dentro de su gran obra “Crítica a la razón pura”, lo que entendemos cuando hablamos de generar valor, ya que deben los servidores públicos salir de su zona de confort, buscando cambiar la forma de trabajar, de hacer las cosas.[3]
Una vez que se comprenda que la generación de valor es dar un plus, el extra, hacer lo que a veces nadie quiere hacer, crear, innovar, mejorar.
Desafortunadamente, se tiene la falsa idea de que el servidor público busca generar valor con su beneficio personal, dejando de lado el interés colectivo. Sin embargo, esto no es totalmente cierto. El funcionario público conoce y reconoce que está al servicio de los ciudadanos, sin embargo, la administración pública, tiene ciertos vicios que demeritan su actuar, y que debe focalizar y en su caso tratar de erradicar. Se debe poner en primer lugar el beneficio a los ciudadanos, tratando de agregar valor al servicio público.
Existe una dependencia entre las personas, pero también entre las instituciones de gobierno. La interdependencia es la ley de la vida individual y social. La ciudadanía y los gobiernos deben interactuar, apoyarse recíproca y mutuamente, así como ponerse límites para que cada persona pueda ejercer su libertad y capacidad de compromiso, de las cuales dependen las innovaciones, la creatividad y la generación de todo tipo de soluciones y resultados.[4]
Los vicios de la administración pública burocratizada, que, en la generalidad, compete no solo a las instituciones y administraciones de gobierno, si también a las entidades privadas, que, por mencionar algunos, tenemos:
- Falta de objetivos claros. Cuando no se les asigna objetivos reales a los servidores públicos, éstos no saben a dónde quieren llegar, y el trabajo se vuelve ineficiente.
- Periodos cortos en las administraciones. Algunos funcionarios solo están por un periodo corto de tiempo, como los municipios, que tienen 3 años para el establecimiento de objetivos y conclusión de los mismos. En estas administraciones, regularmente solo continúan trabajando bajo los mismos lineamientos que la anterior, y se generan pocos cambios de mejora.
- Exceso de tiempos muertos. Entre el desayuno, el saludo, el cafecito, la plática, se pierde el 25% del tiempo efectivo. Esto es perjudicial en la generación de resultados dentro del ente público. No satanicemos estas prácticas, pues es un vicio común tanto en gobierno como en lo privado. Sin embargo, no se debe abusar de los privilegios de tener estos beneficios, pues suele ser una de las principales quejas de los ciudadanos hacia los servidores públicos.
- Mala aplicación del presupuesto. Desafortunadamente con la austeridad del gobierno, no se tienen los elementos indispensables para realizar con calidad el trabajo (desde equipos de cómputo idóneos, instalaciones adecuadas e inclusive la simple papelería). Es importante la aplicación del presupuesto donde debe ir, porque la incorrecta aplicación del presupuesto genera deficiencias en la Administración Pública.
- Apatía de la Ciudadanía. No solo el servidor público es responsable de su actuar, si no que la misma ciudadanía muestra desinterés y apatía ante las Instituciones Gubernamentales. Tratemos con cordialidad y apatía; y ese mismo trato recibiremos de los funcionarios públicos.
- Exceso de burocracia y papeleo. La queja constante de la ciudadanía es el exceso de papeleo y burocracia, y resulta frustrante hacer trámites ante las instituciones públicas. Sin embargo, debemos concientizar que en la mayoría de estos trámites son necesarios para que los gobiernos tengan un buen archivo y documentación soporte en caso de auditorías y rendición de cuentas.
Conclusión
La Nueva Administración Pública exige que los funcionarios públicos, trabajen de forma en el que se genere valor en las Instituciones, y buscar el bienestar social, enfocado en la eficacia y eficiencia.
La generación de valor, es hacer el trabajo con conciencia, tratando siempre de mejorar en nuestras actividades. Como funcionarios públicos, se debe de priorizar al ciudadano. No obstante, es un trabajo de todos, ya que no solo la responsabilidad de un buen gobierno recae en los funcionarios públicos, sino también en la ciudadanía, pues está última debe mostrar interés y no solo involucrarse, sino también exigir resultados.
Si las acciones de gobierno no generan valor para sus ciudadanos, devienen en simples depredadores de la sociedad. Una situación en la que unos ganan lo que otros pierden, con un saldo deficitario en la generación de valor, que se convierte en bomba de tiempo para la estabilidad social y política de un pueblo.
Referencias
https://dle.rae.es/valor Real academia española
Javier Sánchez Galán, 04 de octubre, 2016 Creación de valor. Economipedia.com
González, Felipe 25 de agosto de 2015, https://www.eleconomista.com.mx/opinion/La-generacion-de-valor-responsabilidad-compartida-20150824-0003.html
[1] https://dle.rae.es/valor Real academia española
[2] Javier Sánchez Galán, 04 de octubre, 2016 Creación de valor. Economipedia.com
[3] https://historia.nationalgeographic.com.es/a/immanuel-kant-razon-sin-ataduras_15093
[4] González, Felipe 25 de agosto de 2015, https://www.eleconomista.com.mx/opinion/La-generacion-de-valor-responsabilidad-compartida-20150824-0003.html
